• junio

    15

    2018
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Grietas y fisuras en el edificio: ¿cuándo debemos preocuparnos?

Grietas y fisuras en el edificio: ¿cuándo debemos preocuparnos?

La humedad, el inevitable paso del tiempo sobre los materiales o un mal mantenimiento de las instalaciones pueden ser algunos de los factores que provocan la aparición de grietas y fisuras en las diferentes viviendas que forman parte de tu edificio. En algunos casos concretos, son tan comunes y habituales que pueden llegar a pasar desapercibidas, sin que te des cuenta de su relevancia.

Sin embargo, resulta muy importante realizar un seguimiento detallado, en profundidad, de estos elementos, tratando de encontrar sus posibles causas y evitando, de este modo, problemas más graves. Si pasas por alto su localización, es muy probable que no estés haciendo frente a un daño estructural serio y peligroso.

 

¿Cual es la diferencia entre fisura y grieta?

En primer lugar,  ten en cuenta que grieta y fisura no son dos conceptos sinónimos, sino que tienen determinados matices que los diferencian entre sí.

Para aclarar ideas, cuando hablamos de fisura se hace referencia a una pequeña abertura superficial, ya que únicamente afecta a la capa exterior de los materiales que forman la pared, el techo o el suelo. Su reparación resulta bastante fácil, a diferencia de una grieta, cuya profundidad es bastante mayor, afectando directamente a todo el espesor del material utilizado en la construcción, como por ejemplo, los ladrillos y las losas.

Desde un punto de vista técnico, una grieta es una pérdida de tensión entre dos zonas de construcción que se encuentran sometidas a un movimiento. Sin embargo, lo que verdaderamente te interesa es que, a la hora de distinguir entre ambas en la práctica, por regla general, las primeras no sobrepasan los 0,5 milímetros de grosor, mientras que las segundas, las temidas grietas, son mucho más llamativas y exceden el medio centímetro.

 

Tipos de grietas: no todas son iguales

Por otro lado, resulta básico y esencial que la aparición de cada grieta sea analizada de manera individual. Cada grieta es un mundo. Generalizar, pensando que todas ellas tienen el mismo origen, siempre te llevará a equívoco. Por ello, hay que clasificarlas según su localización exacta y teniendo en cuenta si suponen un problema estético o por el contrario, son el reflejo de un daño estructural obvio. En este sentido, en tu vivienda puedes encontrar:

Grietas en la pintura:

Son las más superficiales y afectan únicamente al baño de pintura aplicado sobre la propia pared. Son bastante habituales y se pueden deber a diversos factores, como por ejemplo, una mala calidad del material empleado, un contraste brusco de temperatura, un problema de humedad o una aplicación errónea por parte del pintor contratado. No suponen un inconveniente a nivel estructural, tan solo de apariencia visual.

Grietas en la mampostería:

En este caso, sí que debes comenzar a preocuparte, tomando medidas mucho más inmediatas para acabar con ellas. Si las grietas empiezan a ser protagonistas en la mampostería o en el techo de tu vivienda, sobresaliendo por su profundidad, quiere decir que algo no va bien en los materiales y resulta necesaria la intervención y supervisión de un profesional durante un determinado periodo de tiempo.

Grietas en la estructura:

Las grietas en la estructura requieren una revisión y un trabajo de reparación inmediato, desarrollado por un equipo de expertos profesionales de la rehabilitación y la construcción como Lund. Son las más graves, debido a que dañan partes orgánicas, es decir, afectan una columna o una viga, poniendo en riesgo la estabilidad de la estructura general de la vivienda.

 

Las grietas y fisuras ya son visibles: ¿cuáles pueden ser sus causas?

Los factores que intervienen en la aparición de grietas en una vivienda son muy variados, aunque existen ciertos motivos que pueden resultar más concretos. En la mayoría de las ocasiones, esta situación comienza tras una mala práctica profesional previa, sobre todo, a la hora de diseñar el espacio y crear sus diferentes elementos estructurales.

Estas son algunas de las causas más habituales:

Exceso de peso y sobrecargas: la base de cualquier construcción puede llegar a soportar un máximo de kilos, como es obvio y conocido por todos, por lo que si no se calcula correctamente el peso de los materiales empleados, es más que probable que surjan fracturas y grietas importantes que pongan en serio riesgo su estabilidad.

Cambios de temperatura y humedad en los materiales: los contrastes bruscos de frío y calor nunca son buenos, así como la aparición de humedad sobre ellos, ya que pueden provocar cambios en su tamaño, tanto por dilatación, como por contracción.

Mal trabajo con materiales defectuosos: por ejemplo, es muy común que las grietas aparezcan rápidamente tras aplicar una excesiva o escasa cantidad de yeso, que provocará, en ambas situaciones, que aparezcan grietas. Además, si se utilizan materiales de baja calidad, el resultado final tampoco será el esperado inicialmente.

 

¿Las grietas tienen solución?

En primer lugar, lo más recomendable es que consultes la opinión de un equipo de profesionales. Ellos serán los encargados de valorar las características de la grieta. Por ejemplo, si se trata de un hueco que sigue creciendo con el paso de las semanas, lo mejor será no taparlo para poder analizar su evolución, tomar medidas y dejar todas las decisiones en manos de un albañil experto.

Por el contrario, si son grietas de poca profundidad, el proceso consistirá en eliminar la pintura, para cubrir toda la grieta y pintar la zona dañada una vez más, consiguiendo que la apariencia sea perfecta.

¿Te has encontrado con alguna grieta en tu edificio?

 

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